Esta vez, la forma de lograr la victoria no fue brillante. El Algeciras empezó ejerciendo de equipo de la zona alta y tomó la iniciativa sobre el irregular césped de la ciudad deportiva Rafael Gómez de Córdoba. El filial cordobesista no parecía un rival de esos asfixiantes que se han encontrado por ahí los de Yiyi y a los que tanto trabajito le cuesta doblegar. Eso sí, fue un equipo descarado de medio campo para adelante y sobrio atrás, con pocos errores de bulto.
Los visitantes estaban algo espesos, sin chispa en esas decisiones últimas que preceden siempre a los tantos. Dominaba, pero eso no desembocaba en jugadas de peligro y apenas hizo temblar a Sillero. Bien es verdad que llegaron a sacar hasta una decena de córners en los primeros 45 minutos. Todos sin consecuencias.
La primera jugada de peligro para los visitantes llegó al cuarto de hora, centro desde la derecha y Mateo, en su sitio, paró sin sobresaltos. De esas hubo alguna en el primer tiempo, pero ocasiones reales, de las que ponen el gol-uy en la boca del aficionado, ninguna.
En el 36', el árbitro De los Santos Mellado tiró de esas cartulinas que le dan fama de tarjetero en serie y en una jugada con decisión salomónica amonestó, cuando se lo pudo ahorrar, a Iván Turrillo y al visitante Kike. Esta acción marcaría el encuentro: al borde del descanso, Mateo sacó de portería y Kike hizo una entrada en campo algecirista, a destiempo, totalmente innecesaria y con excesiva brusquedad. El colegiado sevillano no perdonó: a la calle.
El Algeciras lo agradeció e intentó, sin suerte, terminar de matar a su rival con un gol al filo del descanso. Tendría que esperar.
Con uno más, el Algeciras se sintió más en el compromiso de irse a por el triunfo. Esto no le sentó bien del todo y su superioridad apenas se notó en el desarrollo del juego. A pesar de que continuó con la iniciativa y el dominio, las ocasiones escasearon. También en los locales. El 52' fue otro de los momentos claves: la entrada de Alvi Carrasco por Willy -jugador que puede dar mucho más-. Nada más entrar se encontró con un balón suelto en el área, tan inesperado que pilló por sorpresa a un atacante aún frío y que no supo resolver. Llevaba segundos y ya había provocado la mejor ocasión del encuentro.
Los cordobesistas se manejaron bien a la contra y buscaron a Pepe y las alas. En el 60', la defensa albirroja se durmió y Segundo disparó alto en una jugada que bien pudo terminar de otra manera. El campo oyó entonces la bronca de Mateo a su zagueros pidiendo intensidad, mucha más intensidad. El de Jimena llevaba razón.
Cinco minutos después llegó la segunda jugada clave del encuentro. Alvi puede estar más lento últimamente, menos acertado de cara a puerta que el pasado curso, pero tiene esa chispa especial que lo hace un jugador altamente peligroso para las defensas rivales y lo hace necesario para los suyos. Desde la banda, Mena puso un balón pasado, la defensa local se durmió y la pelota llegó a Iván que se la entregó a Alvi dentro del área, recortó y Castellano, que no evitó lo evitable, lo tocó en el pie de apoyo y lo arrolló. Penalti. Y penalti bien transformado por Javi Chico, que no falla desde los once metros.
El tanto, lejos de ser una puntilla para un equipo que llevaba con uno menos desde el 44', fue un estímulo. El Córdoba B no tenía nada que perder y se fue a por todas, le daba igual ocho que ochenta. El Algeciras, sin embargo, tenía muchísimo que dejar escapar, tres puntos ilusionantes, y se engarrotó. Es más, dio un paso atrás que favoreció demasiado a los visitantes.
En el 74', Juanito comandó una contra que acabó con disparo de Alvi desviado del marco. Un minuto después, una triangulación del Algeciras dentro del área del Córdoba acabó con un disparo alto, por muy poco, de Iván ante la mirada de Ismael y Fran Cruz.
Cuando parecía que al filial se le acababa la gasolina y el Algeciras iba a tener un final cómodo, llegaron los peores minutos, esos momentos de sufrimiento que últimamente acompañan los algeciristas en sus meritorios triunfos. El balón se paseó por el área algecireña una vez, otra Pepe remató justo por encima del larguero de Mateo cuando algunos cantaron gol. Un miniasedio, que los visitantes soportaron, precedió al pitido final. Y, al final, otros tres puntos, tercero en la clasificación e ilusiones máximas para recibir al Sanluqueño. Hay ganas.
